Relatos:

Enviado por Juan Flores Gómez...

"Alicia en el País de las Maravillas"

[...]El Gato vio a Alicia y se puso a sonreir. "Parece risueño", pensó; pero tenía las uñas muy largas y muchos dientes grandes, así que decidió que era mejor tratarlo con el debido respeto.

-Minino de Cheshire -empezó más bien con timidez, pues no estaba segura si le gustaría el nombre; pero el gato se mostró aún más risueño. "¡Vaya! -pensó Alicia-. De momento parece satisfecho", y prosiguió:

-¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?

-Depende mucho del punto adonde quieras ir -contestó el Gato.

-Me da casi igual dónde -dijo Alicia.

-Entonces no importa qué camino sigas -dijo el Gato.

-...siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia, a modo de explicación.

-¡Ah!, seguro que lo consigues -dijo el Gato-, si andas lo suficiente.

Alicia comprendió que el argumento era irrefutable de modo que probó con otra pregunta.

-¿Qué clase de gente vive por aquí?

-En esa dirección -dijo el Gato, haciendo un vago gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero; y en esa dirección -haciendo el mismo gesto con la otra pata- vive la Liebre de Marzo. Visita al que te plazca: ambos están locos.

-Pero yo no quiero andar entre locos -observó Alicia.

-¡Ah!, no podrás evitarlo -dijo el Gato-: aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.

-¿Cómo sabes que estoy loca? -dijo Alicia.

-Tienes que estarlo -dijo el Gato- o no habrías acudido aquí.

Alicia no creyó que eso probara nada; sin embargo, continuó:

-¿Y tú cómo sabes que estás loco?

-Para empezar -dijo el Gato-, un perro no está loco. ¿De acuerdo?

-Supongo que sí -dijo Alicia.

-Bueno -prosiguió el Gato-, tú sabes que un perro gruñe cuando está enojado y mueve la cola cuando está contento. Pues bien, yo gruño cuando estoy contento y muevo la cola cuando estoy enojado. Por tanto, estoy loco[...]

Lewis Carroll